domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Quién?

Son escritos que la mirada esquiva,
son pensamientos que acuden cuando ya se fueron,
son palabras que luchan por no perder lo que nunca tuvieron,
son poemas que carecen de rimas.

La melodía que escapa a toda lógica,
el desafío que viola la armonía,
el instante que permanece eterno,
la composición que carece de tiempo.

Son el hambre, son el miedo,
son las navajas clavadas en el cielo
clamando por un orden nuevo.

Son la vergüenza, son la ira,
son los llantos inundando la pira
que ellos prendieron un día.



viernes, 27 de noviembre de 2009

Tiempo, espacio, movimiento

La lágrima del tiempo,
por el rostro del espacio,
cae lánguidamente,
dando sentido al movimiento.

Al movimiento de sus piernas
que avanzaron por inercia
para despedirla y no volver a verla.

La lágrima la seca un dedo frío,
al levantar la mirada, miedo.

La parca paró el reloj,
las pupilas abandonaron el brillo.

Y por primera vez, verdadera soledad,
y por primera vez, auténtica intimidad.


















Licencia Creative Commons
Tiempo, espacio, movimiento por Germán Peña Moruno se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.tratadossintratar.blogspot.com.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El último viaje


Por fin llegó al principio del final de su aventura. Desde el pueblo, donde se encontraba, podía admirar la grandeza de la montaña, la base siempre presenta a los picos en su esplendor. Ahora comenzaba la odisea, al otro lado por fin podría volver a verla, le esperase o no.

Entró en un hostal, refugio de montañeros, donde dormitaban antes de tener el último sueño intentando alcanzar la cumbre, los más; o los menos, donde nunca más volverían una vez conseguido alcanzar su sueño.

Salió a recibirle al mostrador un rostro ya atravesando el umbral de su vejez, cuando sonaron una serie de campanas que daban con la puerta cuando esta se abría. "¿Qué desea", "Una habitación para esta noche, mañana ya parto hacia el otro lado", "Entiendo, uno más desencantado con la luz de la urbe que viene buscando la oscuridad y el silencio", "No exactamente, no voy a subirlo, quiero atravesarlo, al otro lado me esperan", "Muy bien su habitación es la 12", "Gracias".

Una vez reconocido el alojamiento bajó a cenar, pero no quería quedarse en el hostal. El ambiente de logros inacabados, frustaciones que nunca más se intentarían superar, la lucha imposible que se respiraba en el hostal le axfisiaba.

Las calles del pueblo eran empinadas, la construcción básicamente de pizarra, la niebla espesa, y la luz inexistente. No fue difícil dar con un bar, es la ventaja que tienen los pueblos cuyo urbanismo consiste en la existencia de una única calle.

Entró, todas las miradas se clavaron en él. "Buenas noches", no hubo respuesta. Los cuatro ancianos que estaban sentado alrededor de una mesa siguieron con su partida de dominó. Los dos jóvenes que estaban en la barra siguieron intuyendo el silencioso partido de fútbol a través de la neblina que inundaba la pantalla del televisor.

Se acercó una muchacha bien fornida para atenderle. "¿Qué desea?", ¿Tienen algo para cenar?", "Algo hay" respondió la mujer acercándole una cara plastificada con los bocadillos disponibles y en otra columna los precios correspondientes. "Un bocadillo de cinta de lomo con queso, por favor", ¿Para beber?","Una cerveza".

Otra vez el silencio, interrumpido por las fichas de dominó chocando contra la mesa.Una vez que tenía la cena delante dió un sorbo a la cerveza, un mordisco al consistente bocadillo y preguntó a la mujer, "¿Por dónde es mejor ir?", "¿A la cima?", "No, para cruzarlo, al otro lado", "Nadie a vuelto", "Yo tampoco lo haré", esta decisión era inamovible, la tomó antes de comenzar su aventura. "Hay dos pasos: el de la Evasión, y el de Penalas, si quieres ir sin preocupaciones por la Evasión, si quieres ver las flores más hermosas por Penalas". La muchacha se retiró ante una llamada que salía detrás de una puerta situada al otro lado de la barra.

Él terminó de cenar y pagó, unió el sonido de sus monedas al de las fichas de dominó.

Una vez fuera estuvo paseando por el pueblo dudando por las opciones que le había ofrecido la muchacha. De repente desde una esquina escuchó, "Señor, perdone", un joven de los que estaban viendo, mejor dicho intuyendo el partido de fútbol se le acercó. "No he podido evitar escuchar la conversación entre Maria y usted, y...", "¿Y?" la parquedad de palabras de estas gentes ya empezaba a cansarle. "Yo le aconsejo que vaya por Evasión, Penalas es muy complicado", "Pero la mujer dijo que el paisaje es sobrecogedor", "Y no le falta razón, es el famoso valle de lágrimas, pero usted quiere llegar cuanto antes al otro lado, ¿no?", "Sí, ¿y el paso de Evasión?", "Ausencia de preocupación, usted decide" sentenció el joven.


Al día siguiente el rostro que está ya atravesando el umbral de la vejez subió a la habitación 12 para despertar a nuestro protagonista, tal y como acordaron el día anterior. Llamó a la puerta y nadie contestó. Bajó a la recepción del hostal, descolgó el teléfono y marcó el número de la Guardia Civil. "Sí sargento, otro más que se enfrentó a una decisión y optó por el camino más corto, evadirse, en vez de ir por el valle de lágrimas hacia el otro lado. Una pena, lo sé, nunca podrá ver las flores que regarían sus lágrimas".



martes, 29 de abril de 2008

EL OCASO DE LOS ÍDOLOS

En la primera década del siglo XXI, la ideología dominante en los gobiernos del así llamado primer mundo ya se ha estabilizado definitivamente a lo largo del planeta, dejando atrás la convulsa época ideológica que trastocó las ideas marxistas para hacerlas propias basándose en el concepto de propiedad estatal de las mercancías e ideas centralizadas, paradójicamente, en una elite que no supo dar al pueblo el eidôs (ideas) para llegar a la práxis (acción) al pueblo para que por él mismo pudiera adquirir un concepto de sociedad redistributiva útil para el sistema de valores y para todos sus componentes. Ante este aparente caos ideológico el marxismo viró a escala mundial hacia una confrontación cara a cara con el capitalismo, que, como no podía ser de otra forma, supo manejar el mercado para dar una imagen de prosperidad global de sus logros en sus puntales económicos e ideológicos de libertad individual. La confrontación era una batalla perdida décadas atrás por el comunismo al "vender" un producto basado en la propaganda contra el bienestar social.

Las desigualdades propias del capitalismo son inherentes al mismo: la libertad y la igualdad, al igual que en el ya extinto comunismo del siglo XX, son panfletarias en muchos casos. La socialdemocracia no puede hacer ya sino mirar cómo el neoliberalismo la continúa aplastando allá por donde pasa. Las cifras económicas ayudan a la elite mientras porcentajes crecientes de población rebasan por desgracia el umbral de la pobreza; en definitiva, la polarización social crece año a año, y continuará haciéndolo de continuar con el mismo modelo económico.

Una explicación podría basarse en el retroceso de la socialdemocracia. La fecha de inicio podría, como no podía ser de otra forma, encontrarse a finales de los años 70 y principios de los 80. ¿Por qué? En el fondo hay una lógica postideológica. En estos años el régimen soviético, cabeza pensante del bloque comunista, empieza a tener una situación económica en la que no puede luchar cara a cara con el capitalismo. Las inversiones estadounidenses en defensa no pueden tener respuesta en un modelo desgastado. La posibilidad propagandística de la URSS a su pueblo se desvanece. Es una oportunidad que el gobierno Reegan no puede desaprovechar. Opta, junto a Tatcher en las islas, por una absoluta descentralización de la economía y en una elevación del gasto militar. Este tipo de gobiernos deja en un segundo plano las ayudas sociales y trata de destruir los logros conseguidos por las socialdemocracias. Breznev, Zinoiev, Kamenev, la vieja guardia que se va haciendo con el poder en el Kremlin, que cambia año tras año por las muertes de unos y de otros como muestra del desgaste del régimen. No se puede hacer frente al ataque occidental con las mismas armas. La batalla se empieza a perder a pasos agigantados. Gorvachov llega al poder en 1986, y con el comenzará la perestroika (apertura) y el glasnost (transparencia). Salen a relucir los defectos de un sistema incapaz de dar a la población lo que le prometió ya en 1917. Siempre hay que apretarse el cinturón para hacer frente al capitalismo, año tras año. Chernovil es un ejemplo claro de un modelo incapaz siquiera de proteger a su pueblo del desastre. En noviembre de 1989 se rompe el muro de la confrontación, y los antiguos satélites soviéticos escapan de las redes de la URSS sin que fuera posible que los tanques del ejército rojo entrasen en sus ciudades. El capitalismo había vencido.

Lo que significa el párrafo anterior es que nuevos mercados se abrieron al liberalismo, y éstos no tuvieron que soportar décadas de cambios para llegar al estado de bienestar. Los límites del neoliberalismo vendieron mejor sus cartas para economías desgastadas, incapaces de competir con occidente. El éxito y el lujo se podían alcanzar por dos vías: la rápida y otra que imitara los pasos de las democracias, y se pasó de un control estatal cuasiabsoluto a la primacía del mercado. Su represivo sistema previo tenía que ser cambiado de raíz. Todo por lo que se luchó durante décadas se debía destruir lo antes posible. La venganza del pueblo se materializó en el cambio absoluto, mediante el cual se constituyó una rueda que, al dar otra vuelta, hace ver la realidad: anteriormente, Europa del este tenía que dar cuentas al espejo soviético, al cual tenía que mirar para seguir sus pautas. Esto significaba turnos excesivos, salarios bajos y malestar social. Ahora, el mercado marca sus pautas, y la mayoría de los ciudadanos continúan trabajando por un sueldo miserable y un horario excesivo. El diablo les ha vuelto a prometer oro, y continúan buscándolo. Y la incorporación de millones ingentes de trabajadores para el mercado global a bajos precios repercute en mano de obra que previamente se veía protegida por un mercado más restringido. La competencia aumenta, los precios de sectores enteros caen y se culpa a países como China. La culpa es del sistema. Si se promete y no se puede cumplir, hay que atenerse a las consecuencias.

El mercado es un juego, y hay quien esconde sus cartas para luego dar una estocada; y hay quien cree tener la mano ganadora y luego resulta que la cartera pertenece a otro al final de la partida. Es sencillo vender humo, lo difícil es saber ver si la persona que vende trata de hacernos ver la realidad lo hace objetivamente o de un modo interesado. El futuro lo dirá. Aristóteles decía que, mientras que la historia narra lo ocurrido, la poesía cuenta lo que podría ocurrir. Nos hemos dejado llevar por la poesía del discurso del capitalismo actual que vende opulencia, sin creer que seremos, más que objetos de culto, vividores del día a día.

lunes, 24 de marzo de 2008

Reacciones al bipartidismo




Los descalabros de la izquierda en sí más las preferencias de los votantes por los dos partidos mayoritarios parecen los hechos más relevantes de las elecciones del 9 de Mayo. El así llamado voto útil ha vencido a las ideologías alternativas. Con más de un 75% de los votos no se puede hablar de crisis del sistema electoral, sino de su reforzamiento. Pero el precio ha sido alto. Las opciones restantes se desvanecen en las mesas electorales, pero, ¿ha ocurrido lo mismo en la calle?
Que tanto PSOE como PP abarquen más del 80% de los escaños significa una victoria para el pensamiento único en muchos aspectos, lo que es preocupante para la revitalización alternativa de la democracia en un futuro cercano. El ejemplo más clarividente es la política económica, donde los dos partidos han optado por políticas similares: para un amplio espectro de los ciudadanos continúa el trabajo precario, la caída contínua de poder sindical, la no realización de respuestas políticas en el parlamento ante los inmorales precios de la vivienda y una amplia gama de políticas neoliberales que continúan reforzando la polarización de la sociedad. Por lo tanto, las actuales políticas del gobierno, supuestamente de izquierdas en algunas materias sociales, en un tiempo no tan lejano habrían sido tomadas como de derechas. Por otro lado, la hecatombe económica que preveía la derecha ante el cambio de gobierno del 2004 tampoco se han visto hasta ahora. En definitiva, se juega a las cartas con la misma baraja y al mismo juego. Y el bipartidismo lo refuerza.
La sociedad ha respondido a la llamada al ya famoso “voto útil”. ¿Podría llamarse voto inútil? En mi opinión así es. La legislatura que acaba de terminar ha sido una pugna entre el partido del gobierno y el principal partido de la oposición. Ha dado a la sociedad una imagen de la política como una guerra entre dos bandos. Cada día se han visto críticas y contracríticas a las palabras de uno y otro partido, y éstas han sido feroces. En la supuesta búsqueda por los votos del centro se ha hecho ver que la sociedad debe de estar en uno de los dos bandos. Y se ha negado la palabra al resto del panorama político por el tono altisonante de PSOE y PP. La sociedad ha visto que se está con un partido o en contra suyo, sin tener en cuenta que votar para que no salga elegido el partido que para ellos ha sabido usar peor la propaganda es un retroceso democrático. Para un gran número de votantes, se vota en contra de Zapatero o de Rajoy. No deben alcanzar el poder cueste lo que cueste, y si hace falta se dejarán de lado otras propuestas que históricamente han resultado atractivas para vender las almas (los votos) a la lucha en el ring de los dos más fuertes. El resto quedan en el panorama político como meras comparsas que se han de rendir.
¿Y la izquierda? Izquierda Unida continúa presente por su componente ideológico, pero su representación en los círculos de poder es testimonial. Incluso en medios afines a la derecha se toma como un partido tocado y hundido que nunca más alzará el vuelo. Quiero pensar que la presión de un partido de izquierdas que defienda las ideas que representa debe de volver a la actualidad por un hecho sencillo: esta masa se descontentará tarde o temprano porque no vale que se acepte el matrimonio entre homosexuales como un todo. Las políticas sociales no se quedan ahí, así como los derechos de los trabajadores. Con 15 escaños de ventaja sobre el PP, más de un votante “útil” del PSOE se estará arrepintiendo de no haber votado a Izquierda Unida para haber tenido la oportunidad de formar un grupo parlamentario. Lo mismo ocurrirá con más de un votante de cualquier partido nacionalista, que se ha visto engañado por el voto útil y por la amenaza que se veía en una victoria del PP contra los intereses de las peculiaridades autonómicas contra el españolismo restrictivo más generalizado de las palabras de la cúpula del PP.
Tras las elecciones, ninguno de los partidos mayoritarios ha conseguido la buscada mayoría absoluta. El PSOE buscará los apoyos que el PP no habría podido tener en la misma situación. Los encontrará. Lo preocupante es la disolución de grupos parlamentarios que dan sabia nueva a la democracia; nuevos conceptos y teorías que van más allá de dos conceptos políticos preocupados por desestabilizar al rival y ofrecer que, tras la elección de su contrincante, la única opción que quedará es el panorama desolador de una hecatombe nuclear. No ofendan más a sus votantes ni a la democracia, que crece con la diversidad y no con límites severos a las ideas. Si en Grecia la democracia se señalaba como gobierno del pueblo, usar este término como defensa de valores ante la amenaza de un único oponente es despreocuparse del propio pueblo para llevarlo a un estado en el que votar para elegir un gobierno cada cuatro años signifique ir a las urnas para que no sea elegido el adversario, sin importar comportamientos y propuestas intolerables por cualquiera de los dos bandos que en otro tiempo habrían significado un voto hacia un tercer partido.
Voten o no voten, pero en base a ideas, no al miedo.



miércoles, 5 de marzo de 2008

El no retorno

El mundo, paradójicamente tan basto pero tan sutil. Cuando creas una imagen de ti mismo que sabes que es falsa por las circunstancias que te rodean te das cuenta que perteneces a una realidad que no es más que lo que nunca quisiste que fuera. Entonces, en un determinado momento de la vida de cada uno de los mortales, todos nosotros, llegamos a ese punto, aunque no deseemos darnos cuenta de que ello ha ocurrido. La libertad es algo que solamente es capaz de reflejarse en cada uno de los seres humanos por dentro; es como un espíritu supremo que se abastece de ilusiones personales, y que tiene la capacidad de decaer o derrumbarse en determinadas circunstancias. El ego trata de hacerte ver que eres inmutable ante el entorno, y es capaz de resurgir en el momento más inesperado, pero tarde o temprano acaba sorprendiéndote cuando vuelve a decaer. La combinación entre el yo y el resto pende de un hilo demasiado fino como para poder mutarse en uno. Entonces llegas a la conclusión de que los ideales hay que mantenerlos cueste lo que cueste, pero absorviendo el entorno para poder llegar a realizarte. Porque si no hay nadie alrededor dejamos de ser materia viva pese a tener la impresión de que inhalas y exhalas sin parar. Siempre queda el arte de cada uno, pero olvidar las influencias de otro arte es una forma que trata de ser sutil para acrecentar el ego siendo irreal. La escapatoria es complicada, tanto que quizás pase de largo como un espejismo o como ese sueño al que no dejaste terminar por la vigilia.
Remontarse al sentir sin complicaciones es la vía para que el lenguaje no tergiverse al pensamiento, llegar al hedonismo por la vía de negar la sabiduría, da igual que sea la de aquel antepasado construyendo un objeto punzante con la base de una piedra o las miles de páginas que planteara tu filósofo favorito. Es cruel que tengamos una inteligencia relativa para habernos dado cuenta de ello, de que la base para comprender una existencia original es el absurdo. Alrededor de 3500 millones de años para comprender que la vida en la tierra es una farsa, una lucha despiadada entre seres vivos por obtener el poder y, si lo obtienes, para poder aferrarte a él. No olvides que el poder no lo tiene el gobierno, religión o empresario; el poder lo tiene el salir victorioso de cada conversación con tus amistades; hacer ver lo original, locuaz, reservado o cualquiera de las aparentemente infinitas formas que hay de comportarse en un determinado momento para hacer ver que ahí estás o que no estás, que tienes algo que te diferencia del resto cuando la realidad te lleva a un segundo plano, hagas lo que hagas y te comportes de la manera más adecuada que creas en cada ocasión.

martes, 4 de marzo de 2008

Yo-Ellos

En una era en la que la humanidad ha decidido por sí misma que las carencias de unos llegan a unos niveles de merecimiento obviando injusticias llevadas al extremo, nace un rostro incandescente que hace de los recursos el llanto incomprensible del sueño, aquello que tomamos por irreal siendo real, la austera causa de la decadencia de nosotros mismos por sentirnos poderosos cuando el eterno algo nos supera. Creernos metal cuando somos espuma es la causa de la degeneración sistemática de aquello que en otro momento llegó a ser una base para el bienestar social en cuanto al afecto del gentío: la pérdida de la conciencia en el hombre como la suma de experiencias ligadas inevitablemente a sus orígenes con un sistema compartido para llegar a un hombre construido por él mismo para su felicidad, en la que, una vez más, el hombre es un lobo para el hombre. No es un concepto nuevo, pero sí más drástico que otros en cuanto a la percepción del yo contra el ellos. El yo-ello ha permanecido invariable a lo largo de los siglos por el propio concepto que el hombre tiene de sí mismo y de las posibilidades afectivas que se aferran en un núcleo que la persona certifica como “suyo” en relación a un universo opuesto que en la mayor parte se presenta como desconocido pero que en ocasiones es rechazado como tal por los intereses comunes del yo. Es la representación del ello lo que irrita, ya que en una comparación de valores el yo nunca quiere perder, y la defensa de los intereses del yo propicia la enemistad o el estancamiento en contacto que significa tratar con el ello. En el fondo, es preferible obviar la realidad si así se refuerza el ego. El transcurso de una vida es demasiado valiosa como para negarla en sí misma suponiendo que habría sido más provechosa para la integridad mental haber formado parte de algo que es en sí un rival.

Para entonces, habremos pasado por etapas de nuestra vida que directa e indirectamente se han formado con una educación que sobredimensionará el sistema de valores que ha defendido. Somos los herederos de un pasado moral que ha de prevalecer. En caso contrario, la historia de nuestras vidas no habría sido más que una pantomima ligada a una herencia no elegida. La llegada del eterno retorno es evidente.

Y trascurren las generaciones y el eslogan se repite en nombre de conceptos tan abstractos como verdad y libertad, que etimológicamente no se pueden aplicar a las masas por la propia subjetividad de los mismos.

En la actual era de la información se reproduce claramente que la verdad puede cambiar en un periodo extraordinariamente corto de tiempo. Hay un ejemplo clarividente y lamentablemente demasiado usado: los políticos. Es sencillo darse cuenta. Ejemplo: Imaginemos que la economía internacional se encuentra en una situación de inicio de crisis. Los parámetros macroeconómicos no son los que fueron hace poco tiempo. Para dar más rienda suelta a la imaginación, se acercan las elecciones. Gobierno y oposición afilan los cuchillos, ya que la batalla tiene un campo abierto que hay que aprovechar para ganar o no perder votos. Las tácticas serán innobles, pero nos darán una imagen sensata de que, en el fondo, estamos y estaremos gobernados por insensatos en búsqueda del beneficio propio en lugar de izar la bandera de haber sido creados para servir las necesidades de un pueblo al que hay que tratar de una manera tan respetuosa como honesta. De hecho, el resto de ciudadanos les pagamos para que hagan su trabajo de una forma limpia y clarividente. Bueno, dejando atrás dilemas éticos, la batalla entre gobierno y oposición va a comenzar. Empezaremos por los primeros:
- El gobierno, sabedor de que es imposible tapar que los indicadores económicos se sitúan en barrena mientras las elecciones se aproximan cada vez a más velocidad, ha propuesto la sensata idea de pronunciar que la crisis no existe. La inflación continúa al alza hasta en época de rebajas, el paro ha subido, la construcción definitivamente se ha estancado, con los agravantes macroeconómicos que ello conlleva. La reacción del ejecutivo no es otra que negar la crisis, y solaparlo con medidas. Una reacción más sensata sería admitir lo que aparentemente es otro de los periodos del capitalismo en los que parece estancarse, y que habrá que apretarse el cinturón. Es implícito en el sistema e innegable. Pero admitir este concepto sería abrir la jaula de la oposición, que espera estas palabras.
- La oposición, sabedora de que la situación es fruto de una repercusión que afecta a los mercados más importantes del mundo, ha de estar presente en todos y cada uno de los posibles errores del gobierno: Si éste, que mintió sobre la situación económica al comentar con falta de respeto hacia la sociedad que le ha elegido, hubiera sido honesta, significaría dar rienda suelta a la imaginación tergiversadora de la realidad para hacer ver que con ellos en el gobierno no habría pasado. Posiblemente los parámetros no habrían sido iguales, pero la situación en los mercados en determinados momentos es impredecible. Y en el periodo previo de 8 años, aún recuerdo a Rodrigo Rato comentar en momentos de crisis internacional que la culpa de malos resultados era debido a la situación coyuntural. Mientras, en periodo de bonanza, el mérito se lo atribuían a las políticas impuestas de su partido.
Conclusión: Los dos partidos buscan poder, no responsabilidad de decir la verdad a los ciudadanos. Y todo ello tiene un trasfondo sencillo: Si no miento, el rival me pisoteará, siendo un pensamiento recíproco para su rival. Y las causas psicológicas son evidentes: la verdad es subjetiva, nos lo han enseñado demasiadas experiencias. La verdad del yo es diferente de la del ello, por eso es tan complicado unirles en ocasiones. Sin una voluntad de unión de las dos partes no se puede llegar al nexo. Si hay rencillas previas pese a no haber tenido trato la situación se afianza en el absurdo. La convivencia es entre ellos unificados y embotados en su propio yo. Y esa falta de convivencia es la que hace que, volviendo al panorama político de inicios del 2008, España se encuentre dividida en un absurdo basado en la disputa de dos partidos políticos por dos modelos de sociedad extraordinariamente similares en puntos clave. Cada unos defiende sus intereses, y los vende de la manera más ostentosa posible. Criticar al rival es favorecer la discordancia, y el choque de dos modelos de pensamiento que hasta hace poco no vivían tan separados es el reflejo de la irresponsabilidad política. Continúen así, señores, por el bien más que de una nación de un sistema de pensamiento que no tiene por qué homogeneizarse, pero si crear convivencia. Si las verdades se acentúan lo que único que pueden acarrear es un aumento de la mentira global y la carencia de lógica objetiva en los sistemas de pensamiento. El yo-ellos individual se convierte en un nosotros-ellos general en una sociedad dividida, llegando a un punto que no beneficia a ningún punto. Que la conferencia episcopal haga declaraciones por sus intereses en contra de un punto de vista que no se adapta al suyo por el decaimiento de su moral (no la única) en una sociedad laica es otro ejemplo de la falta de responsabilidad civil en la que nos encontramos. La iglesia pide el voto y hay que hacerle caso a Dios. Aplausos, por favor, las cartas se levantan y todos se consideran poseedores de la mejor mano, la verdad.

Y, por favor, no hagan más uso inapropiado del concepto de libertad, tan abstracto como el anterior, pero todavía más peligroso. El yo-ello en ocasiones parece querer excluir al resto y convertirse en un yo-todo, con el único objetivo de que el ciudadano piense abandonar el bien común para pisotear al resto. El capitalismo feroz en el que nos movemos lo está consiguiendo, y sólo en manos de ciudadanos empáticos estará la respuesta futura.